miércoles, 22 de abril de 2015

Los adolescentes y el tabaco. Parte 3

Los adolescentes y el tabaco.
Adicción y riesgo.
Al inicio hay una sensación de control del consumo de tabaco, pero reconocen que el tabaquismo aumenta con el tiempo de forma casi inevitable. La dependencia se asocia a una mayor edad. Solo preocupan realmente los daños inmediatos como la bajada del rendimiento físico y otros problemas estéticos (uñas y dientes amarillos, mal olor,) Conocen el concepto de fumador pasivo, sobre todo por la experiencia de fumadores en su propia familia, y conocen la importancia de este hecho. La relación del consumo de tabaco y otras drogas es discutida: los adolescentes que relacionan ambas sustancias tienen una mayor experiencia personal de consumo ligado al ocio. La motivación para el policonsumo de diferentes drogas, incluido el tabaco, es mejorar los momentos de ocio y acumular experiencias centradas en el hecho de consumir y experimentar sensaciones nuevas o diferentes.
Motivos para no fumar.
El olor y el sabor del tabaco no son agradables. La salud es el motivo más esgrimido para no fumar, pero sólo les preocupan los efectos inmediatos, como mal rendimiento físico o la coloración de las uñas y los dientes; las enfermedades graves aparecerían sólo en adultos con un consumo prolongado de tabaco. La dependencia de la nicotina es conocida por todos, pero no es motivo suficiente per-se  para dejar de fumar.

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martes, 21 de abril de 2015

Los adolescenes y el tabaquismo. Parte 2

Los adolescentes y el tabaquismo.
Modelos sociales.
El consumo de tabaco se acepta como una actividad social normalizada. Su inicio se sitúa al principio de los estudios de educación secundaria. Es una experiencia por la que hay que pasar, integrada en el desarrollo social del adolescente occidental. Se imitan comportamientos sociales que se equiparan con otros hábitos consumistas. También la transgresión de reglas sociales ( no fumar en el instituto o ser prohibido por los adultos) actúa como elemento motivador. Por otro lado la compra de tabaco es fácil para un menor de edad, pese a ser ilegal, incluso más fácil que el alcohol. Las leyes que prohíben el consumo en los lugares públicos dividen a los adolescentes a favor ( aquellos que no consumen) y en contra ( los fumadores por considerarlas una disminución de su libertad individual). Todos opinan que esta ley ha provocado un menor consumo de tabaco.
El tabaco, a diferencia del alcohol, no se relaciona con momentos de ocio nocturno: para fumar no hay un sitio físico ni un espacio temporal concreto para el consumo. Se trata de una actividad que se realiza diariamente, en relación con el contexto de la relación de pares.
La información que reciben es, para ellos, suficiente. Sin embargo, es autoritaria, no motiva el cambio y a veces provoca el efecto contrario: reafirmarse en lo que el adolescente quiere hacer (fumar) frente a lo que le dicen no fumar.

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viernes, 17 de abril de 2015

miércoles, 15 de abril de 2015

Adolescentes y el consumo de tabaco. Parte 1

Adolescentes y el consumo de tabaco: Trabajo realizado por Carmen Alvarez Nieto, Idola Jiménez Pulido, e Inmaculada Mesa Gallardo.
Introducción.
La Organización Mundial de la Salud considera el tabaquismo como uno de los principales problemas sanitarios en todo el mundo, sobre todo en la población infantil y adolescente. En España, los adolescentes forman un subgrupo de población de especial riesgo por la alta prevalencia del consumo y sus características; hay un contacto inicial precoz, con un porcentaje de tabaquismo elevado y un patrón de consumo diario. Uno de los objetivos prioritarios en salud pública consiste en ayudar a las personas jóvenes a evitar que se inicien en el hábito de fumar, aunque hay incertidumbre sobre como hacerlo, y a conseguir el cese  del consumo en los fumadores, con una gran variabilidad en la atención prestada y los resultados obtenidos. Parece necesario que se incorporen elementos sensibles al estadio del cambio en los adolescentes, por lo que las motivaciones para fumar han de ser tenidas en cuenta por los sanitarios encargados de su atención. Las influencias de determinados modelos sociales (adaptación a un grupo de amigos consumidores, bajo rendimiento escolar), las actitudes familiares (consumo por parte de los padres, mala percepción del funcionamiento familiar) y ciertos factores personales (baja asertividad, ansiedad, rebeldía) parecen ser decisivos para el consumo de tabaco.

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